La lucha contra el derecho LGTB. Asegurando los derechos humanos

La lucha contra el derecho LGTB es una realidad más que preocupante. Son varios los grupos en todo el mundo que se han cuadrado bajo la bandera de lucha contra los derechos humanos de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales y otros miembros de la comunidad. Entre estos hay también instituciones religiosas y partidos políticos, con el beneplácito de algunos Estados. Ante tal amenaza, muchas voces en los grupos LGTBI llaman a defender sus conquistas legislativas y a seguir denunciando la discriminación.

Medidas para frenar la reacción utraconservadora contra el derecho LGTB

En el ámbito internacional, hay numerosos países que han suscrito a la Declaración Universal de Derechos Humanos, y que no han tomado medidas para asegurar que los derechos de la comunidad LGTBI sean respetados. Algunos ya se han puesto a ello con modificaciones legales al más alto nivel, como sucede en Chile. El nuevo presidente de la república, Gabriel Boric, ha vencido en las elecciones con el mensaje claro de incluir estos derechos en la nueva Constitución.

Los primeros pasos ya se habían dado, sin embargo, durante el mandato del anterior presidente. Con Sebastián Piñera en el poder, en 2012 se aprobó la llamada ley Zamudio, con el objetivo de penalizar como delitos la homofobia, la xenofobia, y cualquier clase de discriminación. La ley se popularizó con el nombre de Daniel Zamudio, un joven homosexual que fue asesinado a golpes en marzo de 2012 por cuatro integrantes de una organización neonazi chilena.

En otros países, y a pesar de los cambios legales, aún persisten instituciones que discriminan de forma arbitraria por razones de sexo y de género. Un claro ejemplo son los transexuales, que no son aceptados en instituciones religiosas o determinadas empresas. Por otro lado, las parejas homosexuales, en muchos países occidentales, no tienen derecho a casarse, lo que perjudica muchos aspectos de su relación con las Administraciones y en lo referente a herencias y patrimonio.

Cómo entender las señales de la sociedad

A pesar de que los Estados occidentales, en su gran mayoría, han suscrito a la Declaración Universal de Derechos Humanos, la implementación de leyes acordes a estos principios ha sido relativamente lenta. Las lesbianas, gais y transexuales y otros colectivos siguen siendo señalados cuando se habla de enfermedades de transmisión sexual. Estas personas, en algunos países, son sometidos a la violencia institucional de los sistemas sanitarios, muchos de los cuales no están preparados para afrontar un cambio de modelo.

Asimismo, las terapias de cambio de sexo o el acompañamiento de la salud pública no siempre se lleva a cabo de la mejor forma. Ante tales circunstancias, algunos Gobiernos se han visto en la necesidad de promulgar nuevas leyes para adaptarse a una realidad muy diferente a la tradicional, donde estos colectivos eran apartados, ignorados y, sobre todo, castigados.

El miedo al cambio lo rentabiliza la extrema derecha

A pesar de que la mayoría de la sociedad acepta y defiende los derechos que ha ido ganando el colectivo LGTBI, una ola de ultraconservadurismo se ha ido extendiendo por diversos países occidentales impulsada por líderes que están o han estado en el poder, como Trump, Bolsonaro o Putin. A su estela se han sumado grupos religiosos, sobre todo, en el continente americano. La extrema derecha europea también se ha sumado al carro con la idea de recoger los votos de quienes ven como una afrenta a sus creencias el espacio ganado por la comunidad LGTBI.

Pero esta reacción no afecta solo a los derechos de este colectivo. En el punto de mira ultraconservador también están acuerdos como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este plan acordado por la Asamblea General de la ONUincluye entre sus objetivos acabar con la discriminación. La resolución firmada por 193 países afirma la voluntad de: «combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas».

La plasmación práctica de esta declaración de principios es más complicada, pero en algunos casos se empiezan a ver cambios legislativos que parecen marcar un camino:

  • Se crean nuevas instituciones, como el Instituto de Derechos Humanos, en Chile, que no solo se ocupa de las denuncias por agresiones físicas, sino también de la discriminación arbitraria de ciertos grupos. Asimismo, en Argentina, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo es otra muestra de cómo los Estados toman medidas al respecto.
  • Se promueven leyes antidiscriminación para sancionar las prácticas discriminatorias contra los grupos del colectivo LGTBI. Al mismo tiempo, hay legislaciones específicas para asegurar que se cumplan determinadas cuotas o participaciones para esta comunidad.

Cuáles son las obligaciones específicas de los Estados

Los Estados firmantes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se deben a su contenido. Por lo tanto, están obligados a cumplir los compromisos referentes a:

  • Prevenir los tratos crueles y degradantes, y la tortura.
  • Proteger a las personas de la violencia y las agresiones por razón de su opción sexual.
  • Derogar las leyes que penalicen las condiciones sexuales diferentes, las relaciones con personas del mismo género y las relaciones transgénero.
  • Salvaguardar la libertad de expresión, de reunión pacífica y de asociación de los miembros de la comunidad LGTBI.
  • Prohibir toda clase de discriminación por la preferencia u orientación sexual, o de identidad de género

Asegurar los derechos

A pesar de la lucha contra el derecho LGTB, este colectivo sigue obteniendo pequeñas victorias cotidianas, como la posibilidad de modificar su género en el documento de identidad, la promulgación de leyes transgénero y una aceptación social más amplia. Los derechos, sin embargo, no están consolidados en ningún país. La amenaza de un retroceso social está presente también en Europa, donde el ascenso electoral de la extrema derecha sigue un riesgo evidente para las libertades sociales. En la redacción de SinFiltros analizamos la realidad del colectivo LGTBI en la defensa de sus derechos y otros temas de interés general a los que prestamos la máxima atención.

Julia Puentes